Vivir en el letargo, sabiendo que nuestra más grande herramienta somos nosotros mismos; morir pacientemente en la esperanza del cambio por la pureza de los pensamientos de quienes nos ejecutan.
Para todos aquellos que sintieron impotencia al ver la pelicula Avatar de James Cameron, he aqui la historia paralela en nuestro planeta, real, e ignorada por la mayoria del planeta. Una tribu, los Dongria Kondh, ven como el tiempo se agota, para que llegue el momento de ser desplazados, de sus hogares, para dar paso a una multinacional, que desea explotar sus tierras en busca de un recurso. Muchas veces hemos escuchado de como la realidad supera por mucho a la ficcion, he aqui la prueba, tal como lo fue en africa, america, etc. Quizas esta tribu esta a miles de kilometros de nuestros hogares, pero eso no significa que su dolor sea ajeno, dia a dia podemos lograr pequeñisimos cambios que seran gotas en el vasto oceano de la superacion de mentalidad humana.
Todo en este mundo cambia,y si no cambia al estancarse muere. Este mundo se está estancando y por lo tanto muriendo; las sociedades buscan la autodestrucción por falta de esperanza y creatividad, la falta de maneras de volver a encontrar la armonía.
Vemos gobiernos, religiones, instituciones y jerarcas que quieren que permanezcamos pasivos y sumisxs ante sus voluntades. Desean ser lxs que decidan el futuro de muchxs al imponernos modas,entretenimientos basura y polémica y lentamente nos aplastan sin oponer resistencia.
¿Qué es de nuestros recursos y naturaleza en estos días?, ¿Dónde está nuestra conexión con la energía esencial del planeta? Nos creemos superiores a la naturaleza cuando somos una ínfima parte de la misma y actuamos como si todo estuviera a nuestra disposición. Somos meramente humanos pero nos creemos dioses y dejamos un rastro de sangre en cada paso, todo en pos del "progreso".
Rebeldía y resistencia, a pesar de ser sobrevaloradas guardan una esencia la cual hace que las aguas se muevan y den vida a una nueva esperanza. Una nueva esperanza que no llegará de un Dios, presidente o profesor. Llegará de lo más profundo de nuestra mente y corazón.
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